Me gustan ese tipo de personas con las que puedes estar en silencio, sin tensión, sin ese miedo a qué pensará, solamente disfrutando de su compañía. Sin necesidad de palabras. Porque no hace falta hablar para entenderse, porque una mirada o un gesto significan más que las palabras. Esos cómodos y reconfortantes silencios.
Echo de menos esos momentos, esa confianza. Y me encantaría volver a revivirlos pero tengo miedo, tengo miedo a olvidar esos recuerdos, tu cara, tus gestos, nuestros momentos. Porque los recuerdos, recuerdos son y al fin y al cabo se acaban olvidando.
Pero me doy de bruces contra la realidad. En ese momento sé que ya no va a volver, que nadie estará ahí para mí, nadie iba a salvarme. Nadie.
Nacemos solos y morimos solos, incluso los recuerdos se esfuman. Solamente nosotros permaneceremos, así que más nos vale llevarnos bien con nosotros mismos.
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